
Recostada a la sombra del gran árbol
dormida me quedé y tuve un sueño.
Las plantas con sus ramas hacia el cielo,
me abrazaba y mecía tiernamente,
mientra oía que me decía con voz grave:
Escucha niña lo que tengo que pedirte
que todos tomen conciencia de la vida,
el planeta está clamando por ayuda
todo el sistema ecológico peligra
la tierra, el mar, los ríos y los bosques
piden a gritos la salvación del mundo.
Con mis hermanos los árboles lloramos
por la tala de bosques sin sentido.
Contaminando están el aire que respiran,
envenenando los ríos y los mares
asesinan a muchas especies de animales
que nunca más podrán reproducirse,
sin pensar que así condenan al futuro
a una masiva y horrible destrucción.
¡Mira mis lágrimas y las de mis hermanos!
Estamos aquí en el planeta mucho antes
de que llegara a nacer el ser humano.
Crecemos hacia el sol, hacia él danzamos
y nuestras raíces se nutren con la tierra
que siempre nos brindó todo su amor.
Vuelvan a oír nuevamente dentro suyo
el pulso de la vida día a día,
es necesario que abran sus corazones
silenciando los ruidos que rovocan.
Al despertar niña recuerda estas palabras:
Que el hombre al fin tome conciencia
debemos todos salvar nuestro planeta.
Autor: Inés Wibratt
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